Lo bueno de trabajar en agosto es que podemos tirar de nuestra memoria para sobreponernos a los madrugones, al color cetrino por falta de sol, al sueño por alargar las tardes demasiado... y la verdad.... bendita memoria que me hace recordar que he podido disfrutar de estas vistas maravillosas desde el
Siroco, y que.. espero... podré volver a disfrutarlas...
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