Como todo en esta vida, la tecnología nos ha traído cosas buenas y malas. Cada uno que haga su balance y controle su uso según considere, pero lo que está claro que nos ha dado, es un poder de comunicación que hace años no teníamos. Tanto con amigos, conocidos, familiares, como con gente que no novices y que simplemente has empezado a seguir porque sus publicaciones o una sola publicación, en un momento determinado, te ha causado interés.
Por supuesto depende de la forma de ser de cada uno, pero en mi caso particular, que me considero una persona con empatía, me resulta curioso como puedo llegar a sentir sensaciones y sentimientos generados por situaciones de otras personas que no conozco “de verdad”. Es decir, nos la he tocado nuca, pero he visto más fotos de su familia, su vida, su comida y he leído más acerca de su día a día, que de muchas otras personas que me cruzo “de verdad” todos los días.
Puede resultar ridiculo, pero es así, se genera un vínculo con la gente que día tras día sigues en tus redes.
Aquí una reflexión, que en vez de dejarla en un papel dentro de una botella, lo dejo en un blog perdido, que a lo mejor el día que falte mis hijos recuperan o alguien se lo encuentra al azar, como podría ser si fuera un mensaje en una botella.
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