Día 36
Miércoles, día 36, seguimos en la línea.
Ayer bajé a comprar, Juan no podía y necesitábamos comprar varias cosas.
Estuve dando vueltas a la cabeza toda la mañana porque sabía que tenía que bajar, no había bajado a la calle en 34 días, un día suelto creo que bajé los vidrios, pero si recuerdo el día.
Solo pensar en pisar la calle me estuvo creando una ansiedad que por un momento no supe si sería capaz.
Pero después de comer, sin pensar más, me cambié de ropa, me puse los guantes, y salí por las escaleras intentando no tocar nada.
Al abrir el portal empezó el primer bloqueo, ¿Cómo lo abro? Llevo guantes, pero algo dentro de mi me decía que no tocara la puerta. Borré el pensamiento y abrí.
Había estado lloviendo durante todo el día, a cántaros, y justo cuando salí caía una lluvia fina de esa que agradeces cuando te da en la cara. Así que, sin pensar demasiado caminé hacia el supermercado, con el corazón palpitando a toda velocidad y con una emoción no emocionante precisamente. Tenía el nervio metido en todo el cuerpo. ¿Qué me iba a encontrar? No había visto "la situación" más que por la televisión, así que bajé las escaleras que me separan del supermercado y ahí me encontré la fila de personas con guantes y mascarillas esperando entrar a comprar.
Y en ese momento, ya esperando en la fila, busqué la mirada de la mujer que tenía delante, de la que tenía detrás, sonreí, la de delante me la devolvió, la detrás imagino que también pero no pude verlo por la mascarilla.
En 5 minutos de espera observé cómo salía la gente con bolsas, con los guantes, con la mascarilla, como si fuera lo normal, y es que ahora, es lo normal.
Fueron eso, 5 minutos, y de repente, nos dijeron que entráramos.....
Entramos varias personas de una vez, y una vez dentro, para mi sorpresa, a parte de darte unos guantes de los de coger la fruta ( que me puse encima de los míos ) y de ver a alguna persona con mascarilla, todo era igual.
No se podía pasar bien por los pasillos, tenías que pedir permiso para poder pasar y avanzar, como imaginaba el estante de las harinas y levaduras vacío y ..... la pescadería con poco género.
Pues, de repente, me sentí como cualquier otro día que bajaba a comprar a toda velocidad, porque generalmente siempre voy a la carrera, y me sentí como en la anterior normalidad.
Solo había algo que me llamó la atención, el silencio, ese silencio no era lo que yo recordaba cuando iba a hacer la compra.
Vuelta a casa, y.... a continuar.
Todo va a salir bien.
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